lunes, 17 de noviembre de 2014

¿Podemos ser de verdad bilingües?


Hace poco salía a la luz la nueva edición conmemorativa del tricentenario del Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (DRAE). La anterior de 2001 recoge la siguientes definiciones de la palabra bilingüe:
               Que habla dos lenguas.
                                     Escrito en dos idiomas.

Sin embargo, desde un punto de vista técnico, deberíamos ofrecer algunas aclaraciones sobre los diferentes niveles del bilingüismo. Veamos:

Bilingües tempranos o simultáneos, es decir aquellos que desde que nacen conviven con dos idiomas.

Bilingües sucesivos que aprenden a partir de los tres años, desde la guardería.  

Bilingües tardíos que empiezan el estudio de la segunda lengua en la escuela o mediante la realización  cursos de idiomas.

Los bilingües equilibrados son los que dominan ambas lenguas a la perfección (generalmente los de los dos primeros niveles mencionados anteriormente) frente a los bilingües dominantes que tienen mayor destreza en sólo una de ellas. Cuanto antes se produzca esa inmersión total, mayor facilidad para adquirir esa competencia lingüística. No olvidemos que el aprendizaje de nuestra lengua materna se produce de forma natural. Algo diferente es aprender otro idioma, ya que con el paso del tiempo, esa plasticidad del cerebro que facilita el aprendizaje se va perdiendo y resulta más difícil, puesto que implica memorizar significados, conocimientos gramaticales, es decir, estudiar.   

Este esfuerzo, como ya hemos comentado en otras ocasiones, resulta mayor para alumnos que presentan dificultades en lectoescritura en su lengua materna.


No debemos olvidar, seamos bilingües tempranos o tardíos que un idioma supone un aprendizaje continuo de vocabulario, expresiones… Basta con abrir al azar cualquier página del diccionario para descubrir palabras o definiciones desconocidas. ¡Un aprendizaje para toda la vida!