viernes, 27 de noviembre de 2015

El efecto Mozart

Uno de los genios más influyentes de la música universal ha sido Wolfgang Amadeus Mozart que demostró su talento desde temprana edad. Por este motivo, a principios de los años noventa del pasado siglo, prestó su nombre a una observación realizada por Frances Rauscher y su equipo en la Universidad de California. En su estudio utilizaron la Sonata para dos pianos en Re mayor (Kv 448) de este compositor. A continuación se pasaba un test de inteligencia y los resultados obtenidos eran superiores a los del grupo control que no había escuchado la pieza. El entusiasmo de la comunidad educativa norteamericana no tardó en llegar. Instalaron altavoces en los colegios de Florida para que los alumnos escucharan a Mozart y regalaban un Cd a los recién nacidos en Georgia. Una de las premisas del método experimental es que los estudios deben ser replicados. Hubo algunos fracasos que abrieron  otras vías de investigación. Esto permitió descubrir que no sólo Mozart sino que la música de Schubert o Bach podían tener el mismo efecto así como las canciones populares o una lectura de Stephen King. En realidad todo dependía de las preferencias de los voluntarios.

Un aspecto que había sido olvidado en los estudios es la diferencia entre la percepción pasiva o la práctica activa de un instrumento. En una investigación llevada a cabo por el psicólogo Glenn Schellenberg de la Universidad de Toronto con  alumnos de primaria que recibían clases de piano, canto o participaban en el grupo de teatro, mostró que tenían una mejoría en el desarrollo intelectual. En cambio, los que tomaban parte en obras teatrales mejoraban en sus relaciones sociales de forma significativa.

Con la práctica musical en la infancia se observa una cierta superioridad intelectual que se manifiesta aún en la edad adulta. En realidad, lo que es probable es que cualquier tipo de enseñanza complementaria ejerce un efecto positivo.  Lo fundamental es que esas actividades extraescolares sean acordes  con las aficiones de los niños y nunca se conviertan en una carga extra a las obligaciones académicas. No olvidemos que los niños también deben jugar y hacer deporte

lunes, 9 de noviembre de 2015

Descubriendo el mundo

Tradicionalmente se ha pensado que el mundo de los bebés era algo pasivo y los estudios se centraban a partir de que el niño empezaba a pronunciar sus primeras palabras. Sin embargo, resulta sorprendente cómo empezamos a descubrir el mundo y, en este caso, cómo percibimos las intenciones de los demás desde los primeros momentos meses de nuestra existencia. Es tal vez en esa etapa cuando aprendemos  proporcionalmente más que en el resto de la vida.

¿Qué métodos utilizan los ciéntificos para investigar con los bebés? Principalmente, nos referiremos a tres: habituación o mirada preferencial para comprobar su reaccion ante las novedades y la imitación para ver su capacidad de repetir las conductas que han observado en un modelo.

Se ha podido observar que a los niños de seis meses eran capaces de sacar provecho de la observación previa y ejecutaban la primera fase de la secuencia de la acción llevada a cabo por un monitor y además, eran capaces de retener esa pauta hasta venticuatro horas después de producirse la situación experimental en función de las repeticiones que hubieran observado. Sin embargo los ejercicios propuestos deben ser interesantes para el bebé lo que implica la utilización de muñecos, peluches, sonidos o efectos de luz.

Los recién nacidos son capaces de aprender a producir efectos agradables por sí mismos mediante determinados movimientos. Giran la cabeza para mamar y ya atienden la voz de su madre frente a otras mujeres. Captan también la relacion entre sus movimientos y los efectos en el entorno. Otra cuestión sería si tienen consciencia de ser los causantes de esos efectos.

Antes de cumplir el primer año anticipan mentalmente los efectos de sus movimientos y utilizar su experiencia observadora para dirigir sus actos.  En ese momento desarrollan gestos comunicativos como señalar con la mano y atender a los gestos y las miradas de otros. Hacia los dos años reconocen las relaciones entre acciones y efectos, es decir, se dan cuenta de los cambios frente a una determinado efecto esperado.


La proxima vez que vean un bebé no olviden cuan interesante es el proceso por el que vamos descubriendo el mundo.