“Lee
y conducirás. No leas y serás conducido”
Estas
palabras fueron escritas por Santa Teresa de Jesús cuyo quinto centenario se
celebra este año programándose eventos de diversa índole para recordar la
figura de una mujer con una salud débil pero con un espíritu fuerte. En una época en la que la
mayor parte de la población era analfabeta, en especial las mujeres, ella fue
una lectora incansable desde su más tierna infancia. Además procuró que el
resto de monjas también tuviera acceso a la lectura. En su infancia, leía
biografías, clásicos y libros de caballería que tal vez despertaran
en ella ese instinto aventurero que la llevó a fundar 17 conventos en 20 años.
Actualmente,
al menos, los afortunados que vivimos en el llamado Primer Mundo, tenemos
acceso a los libros, incluso de forma gratuita, disponiendo del carnet de
bibliotecas o en Internet. No obstante, hay que seguir fomentando el gusto por
la lectura comenzando desde la infancia sin convertirla en una obligación.
Debería ser un hábito diario para todos. Muchos padres exigen a sus hijos lean
cuando ellos no lo hacen con regularidad.
Se debe predicar con el ejemplo. Por supuesto, la lectura debe ser
adecuada a cada edad y por supuesto, también tener en cuenta el gusto del
lector.
Un
alumno que lee con regularidad tendrá mejor ortografía, un vocabulario más
amplio que le permitirá expresarse con orden y claridad en sus trabajos y
exámenes sin contar los conocimientos añadidos sobre temas de su interés. Todo ello facilitará un mejor rendimiento
escolar. Si se detectara un problema de retraso en la lectura debería tratarse
lo antes posible de forma que se solvente antes de enfrentarse a contenidos
académicos más exigentes. También hay estudios que corroboran que tocar un
instrumento musical favorece la lectura.
Hoy
23 de abril se conmemora el Día del Libro. La mejor forma de celebrarlo será
abriendo la primera página de ese libro que lleva tiempo esperándonos con
paciencia y hacer caso a Santa Teresa:
"Leer,
leer y leer: como el comer para el cuerpo”